La historia de Ángel se remonta a 30 años atrás y nos habla de fortaleza, de superación y esperanza. Nos enorgullece haber sido parte de un proceso que permitió a Ángel vivir una vida normal luego de una afección cardíaca que lo enfrentó a un gran desafío.
Agradecemos su calidez y su confianza en nuestro equipo y compartimos la historia relatada por él mismo.
“Mi historia del pre y post trasplante cardíaco».
La primera intervención al corazón la recibí el 16/11/81 con un doble reemplazo valvular que me permitió vivir casi 10 años más. Luego sufrí una descompensación por lo que acudí al Hospital Italiano para un control y se me asigna al doctor Ortego como médico clínico.
Luego de algunos tratamientos que no resultaban como se esperaba, el doctor Claudio Burgos me explicó que la solución a mi problema era un trasplante cardíaco.
Me realizaron distintos estudios para una prueba de histocompatibilidad que luego fueron enviados a Incucai, donde quedo inscripto el día 20/05/91. El inconveniente que se presentaba era mi grupo sanguíneo que es B +, el cual es difícil de conseguir, al mismo tiempo era algo favorable porque los receptores con esta determinación éramos pocos.
El día 4/7/1991 alrededor de las 21:30 hs, me informa mi hijo Cristian que el doctor Burgos había pasado por casa a avisarme que había un donante proveniente de Córdoba y que debía prepararme y acercarme al hospital para comenzar el procedimiento correspondiente.
En ese entonces estaba casado con mi primera mujer, a la cual le dije:
No te preocupes porque tengo la suficiente fuerza y fe para salir adelante. Pronto estaré de vuelta.
Fui al hospital, me bañé, me afeité y desinfecté. De pronto me encontraba listo y solo frente al quirófano siendo un paciente.
La verdadera odisea la pasa el doctor Burgos con Sederevich, porque al llegar al aeropuerto se encontraron con que no habían aviones disponibles para el traslado, siendo que el presidente de ese momento, Carlos Menem, había restringido los vuelos a excepción de los destinados a traslado de órganos.
Esta conversación fue escuchada por el señor Enrique Pescarmona quien en ese momento llegaba de viaje y le dijo al señor Burgos que ni bien se abasteciera de combustible podrían disponer tanto del avión como de los pilotos para realizar el viaje.
Se realizó el trasplante. Una vez que salí de terapia intensiva y ya en terapia intermedia quedo al cuidado y seguimiento del doctor Mugianesi donde recibí atención de primera.
A los 6 días del trasplante, me informa el psicólogo Triunfi que mi señora se encontraba en un delicado estado de salud y que la habían internado a 20 habitaciones de donde yo me encontraba. Su situación fue empeorando hasta que fallece el 11/9/1991. Sentía un gran sufrimiento al no poder ayudar a mis hijos y mi señora debido a mi estado de salud.
Luego regresé a mi casa con mis tres hijos, donde las pruebas que nos había puesto la vida hizo que nos uniéramos aún más. A través del trabajo y los deportes pudimos salir adelante.
Después de 2 años y medio de la muerte de mi mujer, contraigo matrimonio con mi actual señora Norma, fruto de esta relación tuve 2 hijos más. Hoy tengo 5 hijos y 9 nietos (mis nietos tienen 3 meses el más pequeño hasta 22 años la mayor).
A través de los años se han ido presentando diferentes situaciones que han afectado mi salud, pero estoy siendo atendiendo por el doctor Manuel Rodríguez que ha mostrado, más allá de ser un excelente profesional de mi confianza, un buen amigo.
En la actualidad sigo recibiendo golpes que a cualquier hombre lo dejarían de rodillas, sin embargo, me hacen más fuerte, esperando nuevos desafíos que me proponga la vida para decirle AQUÍ ESTOY.
El trasplante no solo salva una vida, sino que detrás de este, hay un abanico de vidas que yo veo reflejado sobre todo en mis nietos.
Gracias doctor Burgos, Mugianesi, Triunfi, Manuel Rodríguez, Adelaida y a todo el equipo de Cirugía Cardiovascular del Hospital Italiano.